lunes, 24 de noviembre de 2008

De una mentira dormida tranquila

Me siento más inspirado
cuando se que la chica es de alguien,
aunque nadie es de alguien,
sino que así nos gusta creerlo
para sentir que tenemos algo
que por justo derecho
no nos pueden sacar.

está dormida creo.

reposa tranquila
junto a una gran plancha de cristales
de madera,
un valle de estalactitas de madera,
como estacas.

En el aglomerado el espíritu de la madera
se cristaliza,
son cristales de madera,
y ella reposa tranquila a su lado,
como en el bosque.


La miro y pienso en q alguien en su casa
piensa que duerme sola,
que se aburre entre las sábanas,
que duerme de rutina,
otra noche de rutina de dormir,
contar hasta tres, tararear y quedarse dormido
sentir que la cama se hunde hacia un punto
abismal.


sin embargo, acá desnuda,
descuidada, con media carne fuera
como brotando del nudo de sábanas
que esconde su cuerpo,
estrujado como un perro q escucha que le gritan,
pero tranquila,
en silencio,
dormida.

pienso en alguien que no se dormiría,
en este momento preciso,
si supiera quien duerme donde
y cómo
y por qué lo hace? y con quién?

le corro el pelo de la cara y se la vuelvo a tapar

su cara callada me devuelve la incógnita con doble fuerza:
me la escupe.

esa pregunta queda para mí
que no duermo
que me despierto al roce del cuerpo
mi maldición
levantarme a las 4 am si comparto el lecho
por culpa de otro engaño
un engaño castiga todos los engaños por haber.
el también reclama algo suyo
aunque nada es nunca de nadie
ni de uno mismo.
ni su calma y su plácida cara sin una marca de falsedad
que engaña,
ni mi mirada aburrida, insomne,
que desnuda y viola
y roba
a alguien que nunca tuvo nada
pero q duerme pensando q lo tiene
por mera costumbre
por comodidad de no creer que
tras los ojos cerrados
el mundo cotidiano se desintegra
hasta la negrura final,
solo para reaparecer símil
una y otra vez.

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