viernes, 28 de noviembre de 2008

Alcaloide

Este poema no es mío, es de Lovelia.

Trújame, Pinchadito.
Asombrada en niebla
buscóle misol para agasajarlo en nuevo,
pero quísole mi modo despertarle sus instintos.

Boca de lobo como
noche de provincia,
y al alboroto mi egole desmayaos.

Mirole yo a mi egole,
y mientras más mirole, más egole.

Dudoideas cogitationes
colonizan mis roles.

Y yo mirole a ud, Pinchadito.
Y ni por patetorroides ni por lastimitium dae,
por hipoxia del egole al
abrazare certitudo.

Pídole perdones,
por la evolución de la mía cuadratura,
por el autismo eidéticoide.

Leeló-me benne:
Si algole yo deseolo,
sólo bien quererlearlo ese algole sería.
Bien trataerlo y a su lado.

Cuquistoe,
miróle yo a sus pecoides ojos.
Brillantinae bañaros a egole.

Sambuyo mi sers en su pielum de leite,
lengüitationes rozare el suyo corpore.
Salivae labíolos de tréboles,
perdei los vuestros caminos en
concavidae del otro cuerpo.

del suyo corpore.
del mío corpore.

Pinchadito,
sólo querole trújelo a usted, pinchadito.

Ofrescoide la mía voluntatio,
entregare la mía voluntitia para
mis soles yo otorgatio.

Dejaos mío amargor en los cajones de
la libraquería:

¿quereís amigaos con la suya niña?

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