miércoles, 10 de diciembre de 2008

[Tronke]

el lenguaje se fue de vacaciones,


la mañana fría sorprende sin palabras.


la histérica pretensión sonora
del significado vale,
hoy,
lo que 473 australes.



la sra. en el colectivo,
indignada, pero ajena a sus pómulos
enrojecidos,
se agota intentando comunicar
su bronca con sus manos gordas.



los trámites en los bancos,
en las estaciones de tren, la gente
que saca boleto,
en las calles,
los pibes q compran porro,

ninguno tiene problemas:
el silencio es, para ellos,
una virtud operativa.



cuando llego a casa, tirada
sobre el sillón, con las tetas al aire,
me mirás inexpresiva.


me abalanzo a la jungla de almohadones
y te cojo como un bruto
haciendo ruidos variopintos que se esfuman en el aire.


nos hacemos uno después,
en silencio, tal vez un ronroneo,
un pequeño "grrr".

y dormimos mirando "Asesinos por Naturaleza".



ojalá q la costa
le siente bien al lenguaje,
y se quede allá una quincena entera
y media más.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Alcaloide

Este poema no es mío, es de Lovelia.

Trújame, Pinchadito.
Asombrada en niebla
buscóle misol para agasajarlo en nuevo,
pero quísole mi modo despertarle sus instintos.

Boca de lobo como
noche de provincia,
y al alboroto mi egole desmayaos.

Mirole yo a mi egole,
y mientras más mirole, más egole.

Dudoideas cogitationes
colonizan mis roles.

Y yo mirole a ud, Pinchadito.
Y ni por patetorroides ni por lastimitium dae,
por hipoxia del egole al
abrazare certitudo.

Pídole perdones,
por la evolución de la mía cuadratura,
por el autismo eidéticoide.

Leeló-me benne:
Si algole yo deseolo,
sólo bien quererlearlo ese algole sería.
Bien trataerlo y a su lado.

Cuquistoe,
miróle yo a sus pecoides ojos.
Brillantinae bañaros a egole.

Sambuyo mi sers en su pielum de leite,
lengüitationes rozare el suyo corpore.
Salivae labíolos de tréboles,
perdei los vuestros caminos en
concavidae del otro cuerpo.

del suyo corpore.
del mío corpore.

Pinchadito,
sólo querole trújelo a usted, pinchadito.

Ofrescoide la mía voluntatio,
entregare la mía voluntitia para
mis soles yo otorgatio.

Dejaos mío amargor en los cajones de
la libraquería:

¿quereís amigaos con la suya niña?

lunes, 24 de noviembre de 2008

Sinesthesis

qué todo lo visual
se vuelva gusto


qué todo lo tactil,
olor


auditivo
visto


qué todo lo que es para uno
se abra
y lo bañe todo a la vez


una nube a baja altura
de asfixia rosa



el gusto al trabajo de
la madre
en la tempranidad infantil.



lo que todo amante inspirado
puede querer en la vida.




que todo sea sinestesia

De una mentira dormida tranquila

Me siento más inspirado
cuando se que la chica es de alguien,
aunque nadie es de alguien,
sino que así nos gusta creerlo
para sentir que tenemos algo
que por justo derecho
no nos pueden sacar.

está dormida creo.

reposa tranquila
junto a una gran plancha de cristales
de madera,
un valle de estalactitas de madera,
como estacas.

En el aglomerado el espíritu de la madera
se cristaliza,
son cristales de madera,
y ella reposa tranquila a su lado,
como en el bosque.


La miro y pienso en q alguien en su casa
piensa que duerme sola,
que se aburre entre las sábanas,
que duerme de rutina,
otra noche de rutina de dormir,
contar hasta tres, tararear y quedarse dormido
sentir que la cama se hunde hacia un punto
abismal.


sin embargo, acá desnuda,
descuidada, con media carne fuera
como brotando del nudo de sábanas
que esconde su cuerpo,
estrujado como un perro q escucha que le gritan,
pero tranquila,
en silencio,
dormida.

pienso en alguien que no se dormiría,
en este momento preciso,
si supiera quien duerme donde
y cómo
y por qué lo hace? y con quién?

le corro el pelo de la cara y se la vuelvo a tapar

su cara callada me devuelve la incógnita con doble fuerza:
me la escupe.

esa pregunta queda para mí
que no duermo
que me despierto al roce del cuerpo
mi maldición
levantarme a las 4 am si comparto el lecho
por culpa de otro engaño
un engaño castiga todos los engaños por haber.
el también reclama algo suyo
aunque nada es nunca de nadie
ni de uno mismo.
ni su calma y su plácida cara sin una marca de falsedad
que engaña,
ni mi mirada aburrida, insomne,
que desnuda y viola
y roba
a alguien que nunca tuvo nada
pero q duerme pensando q lo tiene
por mera costumbre
por comodidad de no creer que
tras los ojos cerrados
el mundo cotidiano se desintegra
hasta la negrura final,
solo para reaparecer símil
una y otra vez.

Algo

Desde mi balcón veo,

dos caras pálidas, blancas,

balcones con dientes
sucios de rejas,
verdes, con ventanas,

terrazas, cables y antenas,

una jungla desierta,

algunos monos,

el sol de las tres de la tarde,

una chimenea de una fabrica,

siete personas caminando
por la vereda de mi casa,

autos,
dos taxis y un Falcon,

dos mezquitas con cinco imanes,

una parva de verdulerías xenonorteñas,

tres radios am, hangares
con containers japoneses
con robots movidos por tecnologías,
similares al motion-caption,
que escapan a mis sueños,

un rascacielos de doscientos pisos

con 6000 personas adentro,
con una oficina con una playstation,
con 15 mujeres que ganaron,
y 7 que perdieron,
juicios de acoso sexual,


una montaña rusa enorme,
que da tres vueltas en un eje vertical
y termina con fuego y agua,

y se usa un traje de amianto,
y yo nunca me subiría,


y veo Disney,

una torre que parece la de Paris,

mil chucerías que no distingo,

un Bahamut, con alas azules,
surcando el aire, con tres aviones,
un helicoptero, un globo
y un agente secreto con mochila propulsora,

dos hombres bailando,

una vieja dormida en una silla,

un plasma 42',

una mina en bolas.

Apología del suelo

qué tienen en común los balcones, terrazas
y andenes de tren?

todos tienen un lugar
al que se puede caer.



el suelo es lo único seguro.

pienselo un momento..

suelte lo que tiene en su mano,
quitele las patas a su silla,
muera,
despatarrese

en el suelo,

ensáñese, pise con fuerza


nadie vence al suelo.


esto, por una simple razón:
si se acaba el suelo, no queda nada.

el cielo es puro engaño, mercadería adulterada.

ni celeste es.

celeste no es el color del cielo,
celeste es el color del celeste:

el cielo es incoloro,
porque el cielo no existe



Hay algo más cierto que el suelo?
vaya a un andén de trenes,
suba a un balcón,
trepe a una terraza


camine hasta el borde...



dejese ir a ese polo atractivo,
caiga



he ahí la verdad.

b-poema

Todo el concreto,
el oro gris de la edificación,
puede confundirse
con el b-concreto,
su primo hermano
con quien comparten
todas las características visuales,
pero dueño de una naturaleza sutil,
efímera,
incapaz de oponerse,
siquiera, al peso de una pluma.

cada instante,
el segundo posterior
a una palabra pensada,
tu pequeño cabeceo al sonreir,
solo el principio de la sonrisa,

todo instante,

puede ser un b-instante,
un conjunto infinito de
hermanos instantáneos,
de instántes no actualizados,
cada momento puede ser
el que no es,
cada segundo, lo que niega.

siempre q sonrío
estoy, quizá, b-sonriendo,
una mueca boba impulsada
por un cosquilleo en las encías,
que se abren al mundo en busca
de energía solar, como grandes panéles
heliofílicos.

cada recuerdo que tengo trata de engañarme
pasarme mercadería de contrabando,
su b-recuerdo,
lo que fue, como quise q fuera
lo perdido, como lo no hayado aún

y tu amor,
no me olvido de vos, mi amor,
tu amor puede ser
el b-amor,
como el canto de las sirenas
que guía a la muerte,
como una pera apetitosa hecha de cera,
un pariente del amor
con quien comparte todas sus disposiciones sensoriales,
su gusto, el olor, todas las formas conocidas,
y etc, etc,
pero que en realidad
es solo deuda eterna.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Mi estafa a los colectivos

El abogado era un objeto inocultable. No descarto la posibilidad de que mi opinión estuviera contaminada por mi actual locación (su despacho) y, más importante aún, sin desconocer que hacía ahí.
Sin embargo, su cara era la que imaginé para alguien que pudiera ayudarme en tan tremenda empresa del fariseísmo.

Abreviada cordialidad y automáticamente al punto. El abogado roza la perfección, la de los útiles, la de un martillo:
-Entonces usted se cayó del colectivo en movimiento y se quebró la muñeca.-
-No, no, no me la rompí. Me la esguincé o algo así.-
Casi escapándose por la ventana, un cartel, que indica que la consulta esta penada con trescientos pesos, cuelga junto a la cara del abogado que, para mi tranquilidad, es amigo de la familia (o conoce a alguien que yo también conozco o más de una persona).
-¿Fuiste al médico?-
-No.- ...
-La mano se ve bien, che.-
No funcionó el plan.
-Igualmente, estos casos siempre se solucionan con arreglos entre las partes y rápido. Ganan los damnificados nueve de diez veces.-
-¿En serio?-

La carta a documento se mandó. Eso me dijo el abogado, en realidad. Nunca la ví al final, así que sigo sin saber como es y me alegra mucho, porque así no pierde mística. Me siento como un capitán de barco que no sabe bien que es cada cosa, pero tiene espíritu, tiene ron, tiene suerte y sabe putear para que lo quieran. Como un pirata de un dibujito animado. O como un emperador japonés manejado por sus ministros, que destruye a sus vecinos sentado en un tatami, tomando sake.

El 168 está tardando cuarenta minutos hasta mi casa. Así que termino trabajando seis horas y media por dos pesos menos de lo que me ofreció el mismo lugar por cinco horas.
El pizzero me contó de su primo que tiene un amigo que hizo un juicio contra los subtes porque la ventana se le cayó en la muñeca y lo golpeó. Sin fractura, ni esguince, cinco mil pesos.

También me contó que su hermano y los amigos fueron a decir que

iban a denunciarlos (a los del colectivo, que había chocado)
porque se habían golpeado con la frenada.

En el momento, seguramente la secretaria que los atendió les dio un sobre en la mano: cobraron quinientos pesos cada uno y fueron por separado. Tal vez contaron la plata enfrente de ellos para que sintieran que estaban haciendo una transacción turbia.
Ahí el placer que atrapa, el principio del camino sin retorno.

Cuando está frenando en frente del Galicia, me tiro del 168 al piso (y caigo medio mal). En realidad, “me tropiezo” y el tema es que la puerta “NO PUEDE ABRIR HASTA QUE LA UNIDAD NO ESTÉ DETENIDA”. Se me acerca la gente y me atiende. Me soplan con vapores de bondad. Un servicio extra.

Podría escribir dos páginas sobre la desesperación que me agarró cuando no pude encontrar el boleto de colectivo y otra pasajera, que se quedó conmigo en la vereda después del accidente, me dio el suyo.



El abogado se reunió con otros abogados. Tuvieron una fiesta del té. El abogado prefiere dejarme en la oscuridad sobre sus trucos de magia. La cuestión es que ya está todo resuelto, parece ser; yo solo tengo que ir y cobrar (tal vez me miren la mano, pero él dice que no importa).
Los juicios son distintos en el cine, como todo.


En mi mano, dos mil pesos en billetes de cien. Bendigo al fetichismo por permitirme gozar tanto con una pila de papeles. Le agradezco al abogado y salgo todavía flotando, deslizándome con calma. Lo llamo a Bruno:

-¿Te pagaron?-
-¡Chabón, me pagaron dos mil pesos! ¡No solo me pagaron! ¡Me re pagaron!-
-No, es increíble. Es genial. Es justo, milagroso y de acuerdo al Tao.-
-Es lo mejor que me pasó en la vida. Te lo juro. Tengo que hacer otra, ¿o tendré que esperar para que no me saquen la ficha?-
-Jajaja, yo esperaría. ¿Qué pensás hacer con la guita?-
-No sé. Ni idea.- … - Pasate por casa. Voy a comprar unas cervecitas, ¿qué te parece?-
-Y algo para picar-
-Dale, y algo para picar.-
-Dale, nos vemos, genio.-
-Nos vemos, campeón mundial. Saludos.-