domingo, 23 de noviembre de 2008

Mi estafa a los colectivos

El abogado era un objeto inocultable. No descarto la posibilidad de que mi opinión estuviera contaminada por mi actual locación (su despacho) y, más importante aún, sin desconocer que hacía ahí.
Sin embargo, su cara era la que imaginé para alguien que pudiera ayudarme en tan tremenda empresa del fariseísmo.

Abreviada cordialidad y automáticamente al punto. El abogado roza la perfección, la de los útiles, la de un martillo:
-Entonces usted se cayó del colectivo en movimiento y se quebró la muñeca.-
-No, no, no me la rompí. Me la esguincé o algo así.-
Casi escapándose por la ventana, un cartel, que indica que la consulta esta penada con trescientos pesos, cuelga junto a la cara del abogado que, para mi tranquilidad, es amigo de la familia (o conoce a alguien que yo también conozco o más de una persona).
-¿Fuiste al médico?-
-No.- ...
-La mano se ve bien, che.-
No funcionó el plan.
-Igualmente, estos casos siempre se solucionan con arreglos entre las partes y rápido. Ganan los damnificados nueve de diez veces.-
-¿En serio?-

La carta a documento se mandó. Eso me dijo el abogado, en realidad. Nunca la ví al final, así que sigo sin saber como es y me alegra mucho, porque así no pierde mística. Me siento como un capitán de barco que no sabe bien que es cada cosa, pero tiene espíritu, tiene ron, tiene suerte y sabe putear para que lo quieran. Como un pirata de un dibujito animado. O como un emperador japonés manejado por sus ministros, que destruye a sus vecinos sentado en un tatami, tomando sake.

El 168 está tardando cuarenta minutos hasta mi casa. Así que termino trabajando seis horas y media por dos pesos menos de lo que me ofreció el mismo lugar por cinco horas.
El pizzero me contó de su primo que tiene un amigo que hizo un juicio contra los subtes porque la ventana se le cayó en la muñeca y lo golpeó. Sin fractura, ni esguince, cinco mil pesos.

También me contó que su hermano y los amigos fueron a decir que

iban a denunciarlos (a los del colectivo, que había chocado)
porque se habían golpeado con la frenada.

En el momento, seguramente la secretaria que los atendió les dio un sobre en la mano: cobraron quinientos pesos cada uno y fueron por separado. Tal vez contaron la plata enfrente de ellos para que sintieran que estaban haciendo una transacción turbia.
Ahí el placer que atrapa, el principio del camino sin retorno.

Cuando está frenando en frente del Galicia, me tiro del 168 al piso (y caigo medio mal). En realidad, “me tropiezo” y el tema es que la puerta “NO PUEDE ABRIR HASTA QUE LA UNIDAD NO ESTÉ DETENIDA”. Se me acerca la gente y me atiende. Me soplan con vapores de bondad. Un servicio extra.

Podría escribir dos páginas sobre la desesperación que me agarró cuando no pude encontrar el boleto de colectivo y otra pasajera, que se quedó conmigo en la vereda después del accidente, me dio el suyo.



El abogado se reunió con otros abogados. Tuvieron una fiesta del té. El abogado prefiere dejarme en la oscuridad sobre sus trucos de magia. La cuestión es que ya está todo resuelto, parece ser; yo solo tengo que ir y cobrar (tal vez me miren la mano, pero él dice que no importa).
Los juicios son distintos en el cine, como todo.


En mi mano, dos mil pesos en billetes de cien. Bendigo al fetichismo por permitirme gozar tanto con una pila de papeles. Le agradezco al abogado y salgo todavía flotando, deslizándome con calma. Lo llamo a Bruno:

-¿Te pagaron?-
-¡Chabón, me pagaron dos mil pesos! ¡No solo me pagaron! ¡Me re pagaron!-
-No, es increíble. Es genial. Es justo, milagroso y de acuerdo al Tao.-
-Es lo mejor que me pasó en la vida. Te lo juro. Tengo que hacer otra, ¿o tendré que esperar para que no me saquen la ficha?-
-Jajaja, yo esperaría. ¿Qué pensás hacer con la guita?-
-No sé. Ni idea.- … - Pasate por casa. Voy a comprar unas cervecitas, ¿qué te parece?-
-Y algo para picar-
-Dale, y algo para picar.-
-Dale, nos vemos, genio.-
-Nos vemos, campeón mundial. Saludos.-

1 comentario:

camil dijo...

Vivan las estafas Camilito. Y la cerveza, mm, siempre.
Hoy no tengo laburo, ya encontré lo qué hacer(leer esto claro, y tus otros diechiochomiltrescientos blogs).
Un beso, tu tocayota.